Entrega Módulo I

Recientemente ha sido viral un fragmento de un conocido programa de televisión: First Dates de Cuatro. Concretamente, se trata de una cita entre dos personas, una mujer y un hombre, en la cual lejos de tratar de conocerse uno al otro, uno de ellos (el hombre) trata con actitud paternalista e incluso condescendiente a la mujer con la que tiene la cita por el mero hecho de ser mujer.

El vídeo en cuestión es este (siento no haber encontrado uno sin comentarios y faltas de respeto – que no comparto-): 



Lo dicho se aprecia claramente en que, a pesar de que la mujer tiene la carrera de medicina e incluso ejerce como doctora en un hospital privado, el hombre no solo “examina” los conocimientos de ella (como cuando le pregunta qué porcentaje de agua contiene un cuerpo humano), sino que los “valida” (diciéndole “muy bien, muy bien”) e incluso se permite menospreciarlos (“pero no hace falta sacarte una carrera para saber eso, con estar metido en el mundo del fitness (ya se sabe eso)”).

Dejando a un lado de si lo visto se podría encuadrar en un caso de discriminación interseccional o múltiple (dado que además de mujer, se trata de una persona de color y, a ojos de personas con prejuicios, quizá incluso extranjera; lo que podría ser una discriminación por error de no serlo, pero es que en realidad sí que es extranjera, y más concretamente colombiana), nos encontramos aquí ante un claro caso de acoso discriminatorio (pues el hombre trata de atentar contra la dignidad de la mujer por el simple hecho de serlo –aunque no lo reconociese, lo que además sería discriminación oculta-, creando un espacio en la cena intimidatorio, hostil, degradante y ofensivo para la mujer).

Por suerte, la mujer no se deja intimidar, respondiéndole a su pregunta “¿cuánto tiempo llevas metida en medicina?” que ha estado dedicada al mundo de la medicina desde que empezó a estudiarla (¿desde cuándo si no?), y diciendo que se ha sacado una carrera cuando él trata de ser condescendiente ante sus acertadas respuestas; pero bien podría no haber sido así, y haberse “empequeñecido” en la cena, lo que entraría claramente en el ejemplo de discriminación interiorizada porque podría poner de manifiesto que la mujer ha interiorizado una supuesta (y por supuesto) mal entendida superioridad de los hombres frente a las mujeres.

Poniendo en relación lo ocurrido en dicha cita (y, desde luego, no calificando en tal sentido al hombre de la cena) con el contenido del primer módulo del curso del INAP que estoy estudiando y a que ha dado lugar a la creación de este blog, situaciones machistas como estas son las que justifican la creación de leyes como la Ley 15/2022, de 12 de julio, integral para la igualdad de trato y la no discriminación, o incluso la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, en las cuales se establecen medidas de discriminación positiva a favor de las mujeres, pues son el género que necesita de una especial protección en temas importantes como el acceso al empleo, la violencia de género, la conciliación familiar, la igualdad retributiva, etc. que pueden comenzar en cosas tan “nimias” como menospreciar a una mujer y sus logros en una cena en una televisión de difusión nacional, sirviendo de mal ejemplo para las generaciones jóvenes.

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